Estoy
llena de amores platónicos… algunos dejaron de serlo hace años y ahora me
pregunto ¿cómo les vería si se hubieran quedado en el imaginario?, y cuando
respondo a esa interrogante reafirmo el deseo por tener amores platónicos. Sumergida
en un libro de Alice Munro, nació
la idea de quererle platónicamente.
Las
bailarinas mantienen la vista en un
punto fijo para no marearse y perder el equilibrio, así quisiera existir, en perfecto
equilibrio; mi vida está tan llena de matices que dudo que pueda poder
convertirme en un color neutro o en una bailarina que ejecuta perfectamente un
acto.
Cada
vez que me encuentro pensando en cómo habría sido mi presente si yo
hubiera dicho, hecho, pensado, dejado, gritado o aceptado todo aquello que hoy
pienso, recuerdo las palabras de Sonia
"¿podrías, por favor dejar de ser tan masoquista?", entonces
me concentro un poco más en este pequeño descanso de lo que viene, porque quizás debo recordar que hace menos de un año trabajaba haciendo
carnicería humana, (no puedo llamarlo de otro modo porque por desgracia
en México solo es eso) y hoy hago algo que me parece tan distante de la visión
que mucha gente tenía de mi, algunos incluso piensan que dedicarme a otra cosa
que para nada tiene que ver con vivir “la vida ejecutiva” es señal de fracaso,
aquí entra la subjetividad, ese eco que me acompaña desde el primer trimestre
de esta bella decisión. Así camino un trayecto que al menos me tomará año y
medio más, escuchando y a veces ignorando lo que se dice sin decir o lo que
directamente me recitan o vociferan las personas que permanecen o las que
transitan momentáneamente en mi camino, sí, me resulta molesto, entonces para
poder entender el punto número uno, es decir, aquel (hasta parece mandamiento
de la psicología) que habla de la subjetividad, me doy cuenta de que yo
hago lo mismo, de manera inconsciente, (siempre de manera inconsciente,
¡Ja!, claro).
Y
sigo pretendiendo no “tomarme nada personal”, pero me resulta tan complicado
que quizás esa sea la razón de manifestar en sueños, de manera poco usual todo
aquello que me guardo en la cabeza. Situaciones extrañas que se pueden palpar,
escuchar, escribir o dibujar, en una especie de ejercicio sinestésico. Algún
día quizás comparta uno de los sueños que he tenido, aunque por seguridad de
mis personajes cambiaré el cincuenta por ciento de lo manifestado como un Fragmento
de media noche en mi cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario