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lunes, 10 de noviembre de 2014

Sobre el presente....

He tenido enormes deseos por escribir; pero no siempre dejo que estos se cumplan, quien leyera esto y pensara que he malgastado mi tiempo en frivolidades pero no en escribir probablemente no entiende que escribir es una pasión caprichosa.
         Los últimos meses han sido en definitiva un recuento de excesos y sueños cumplidos; pero ahora me siento cansada; son probablemente las ideas que corrompen en mi mente aquellas que me producen malestar, esa depresión a la que me gusta llamar tiernamente: pereza.
         Evidentemente lo que antes conocía como amor (el psicoanálisis se ha encargado de hacerme ver que el concepto, al menos como yo lo conocía no existe), me ha causado muchos conflictos internos; en este punto considero crucial mencionar que no culpo a nadie de ello; las circunstancias han resultado catastróficas por una serie de eventos desafortunados de eso que para simplificar las cosas voy a llamar burdamente: “destino”.
         Paradójicamente, algunos pueden pensar que siempre tomo con mucha alegría los cambios por aquello de que mi rutina es inexistente, quizás por ello hasta yo lo pensaba, pero el diván se encarga de hacernos caer en la realidad (o al menos a mí me ha tirado por un túnel similar al de Alicia en el país de las maravillas, solo que el mío ha estado lleno de realidades ocultas a mi conciencia), así descubrí lo difícil que es para mí tolerar la frustración; en ese estado de shock que emerge de la fatal revelación, vivo un presente que ha resultado muy diferente al futuro que me había planteado en la mente, algunas cosas de esas inesperadas me han parecido hermosas y excitantes; pero otras simplemente me han devastado al punto de no saber qué es lo que quiero hacer; eso último dicen es parte de crecer, pero no estoy pasándola bien.
         No quiero parecer oportunista al escribir sobre las atrocidades que me rodean, hago el comentario porque la muerte y la ausencia física no deben volverse parte de la cotidianeidad, pero sobre todo no deben dejar de indignarme; como estudiante mexicana vivo con la rabia de un presente social que repudio porque no puedo entender el nivel de violencia que vive mi país, no vivo con miedo porque eso representaría para el Estado un triunfo, resultaría un objetivo cumplido a través de la sangre derramada en impunidad por una elite que ha olvidado la función del poder de Estado.          

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