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viernes, 3 de noviembre de 2017

VioLento


Les decían furiosos.... tontos, idiotas.
Todo parece distinto, parece, perece.
No sé por dónde mirar, ni cómo hacerlo.
Esta noche quisiera de nuevo que mueras, ¿por qué no te tiraste al precipicio?, ¿Por qué no me aventaste a mí?
En el vacío empezar a dibujar de nuevo, no, prefiero que todo muera. Mártir, nos hemos ol-VI-dado, las cicatrices quedan ahí, se puede dibujar sobre ellas.
Arrójate, no puedes, tienes miedo.
He mirado más lejos, no hay nada, era para el otro lado, no hay retorno.
Un deseo que se quedó en el olvido, VioLento, pasó toda una vida.
El piso nuevamente fue rojo, muchos años pise las huellas del silencio mientras las sombras nos miraban, los gatos peleaban, los niños reían, la tarde pasaba lentamente.
Una sonrisa de rosas que miraba con melancolía el devenir de esta desviación.
Su voz era, es. VioLento, una mujer caminó hasta la iglesia, no se le ha visto alejarse.

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