.

viernes, 23 de marzo de 2018

Suspiros.

Estoy  harta de mi, de la vida.
Caminar entre desvíos y prometedores caminos.
Sueño con existir en un territorio nocturno plagado de soledades y compañías, un mundo en donde la penumbra no me recuerde todo aquello que detesto.

Por ahora me contemplo en la obligación de continuar con este pequeño martirio de la vida. 
Estuve confundida y estoy cada vez más desencontrada con las palabras y sus signas, cada vez dudo más de ellas, supongo que de ahí mi imposibilidad por la entrada semanal que tenía pensado escribir, todo es un caos y la orden del caos se vuelve vigente a cada paso, en su  vigencia me llevó al retraso de todo aquello que debería ser y a cuestionarme si lo debo y en realidad no es así. 

Luego olvido todo y en el vacío una voz me regresa para preguntar si todo está bien... 
El tacto amargo del Yagé en mi lengua me llevó a dormir de nuevo deseando despertar para nunca más volver, hoy necesito un poco ese recogimiento del mundo que ofrece el olvido de la vida cotidiana...  ¿cómo le hago para que no sea costumbre y que cada viaje siempre sea distinto? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario