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jueves, 14 de marzo de 2019

Cenizas

Aquello que se defiende como una negativa de lo que el otro afirma resulta ser certeza ante la imposibilidad de la indiferencia. 

Últimamente el Sol es tan radiante que no permite espacio para la oscuridad, entonces, la luz te vuelve ciego, probablemente lo sepamos ya, pero preferimos negarlo, porque un gran dolor resulta aceptar que la realidad es tan palurda que refleja exactamente la porquería que somos. 

Resulta que la melancolía se guarda en el primer cajón, una modesta curda no vendría mal, pero hemos decidido ser algo que deseamos pero que no podemos alcanzar, porque ya lo ha dicho Freud, no se puede alcanzar una satisfacción total. 

A pesar de todo casi podría ser perfecto y ese casi se ha desvanecido. Los ecos de lo que no es, me retumban por todas partes y como no he aprendido a eliminar este malestar solo puedo intentar sobrevivir a la vida escribiendo, esperando, aullando y tapando mis oídos mientras invocaciones fortuitas me vuelven espiritualmente habitable.


Es menester decir que todas las voces que versan sobre ilegalidades y futuros ideales, hoy me acompañan en el gran gozo que estoy viviendo, porque mientras el Sol busca aniquilarme, por la noche no puedo dormir y cuando al fin lo he logrado, lo que sueño me abruma y me perturba ante la inquietante verdad que Švankmajer contó.

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